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29 de Marzo de 2010

Manuel Obregón: “Creo que el camino está iluminado”

Un pianista, compositor, productor y quien ha vuelto realidad proyectos “imposibles” será el Ministro de Cultura. Manuel Obregón lo ve como un aprendizaje y la esperanza de su gremio es que no llegue nunca a ser hombre de saco y corbata.

Imposible, esa palabra que, lejos de espantar a Manuel Obregón, le saca la fiera que lleva adentro. De no ser así, el pianista, compositor y productor costarricense jamás hubiese puesto alma, corazón, vida y cabeza para crear lo que se pensaba “imposible”: orquestas que reunieran a decenas de músicos populares para borrar fronteras. Así nacieron la Orquesta de la Papaya –para Centroamérica– y la Orquesta del Río Infinito –para efectos de América Latina–.

Este josefino, nacido en 1961, y cuya cabellera blanca no se amarra salvo que el sol apriete, fue la semana pasada sorprendido con un cargo: futuro nuevo Ministro de Cultura y Juventud para la administración de Laura Chichilla.

Su designación tiene feliz a buena parte del gremio artístico, porque Obregón es artista activo al 100 por ciento. Hubo felicitaciones públicas por su designación hasta en el concierto de cantautores del jueves pasado, en el marco del Festival Internacional de las Artes (FIA).

Obregón no era el niño que soñaba con un cargo político. A los siete años estudiaba piano con su abuela paterna, Mercedes Valverde León. ¿Cuándo se iba a imaginar que le dirían “señor ministro”?

Quienes lo conocen de cerca –porque son amigos o familiares– o de lejos –porque lo ven tocar con el grupo Malpaís o en sus conciertos de Mangoré o Simbiosis– no lo imaginan de saco y corbata. Y parece que eso no va a suceder: “¡Ah no!, esa fue una de las condiciones que puse”, confesó riendo a Viva.

Él, que empezó su carrera en el jazz, que estudió en el Conservatorio de la Universidad de Costa Rica, en España y en la Swiss Jazz School de Berna –en Suiza–, ha experimentado también, desde su oficio, en el teatro, el cine y la danza.

En el medio artístico se conoce su capacidad de mantenerse ecuánime –casi zen– y su talento para ser tolerante y conciliador. Y aquellas parecen ser características extensivas en su nuevo cargo.

Al asumir el puesto gubernamental, sus seguidores piensan: “¿Qué pasará con su carrera?”. Y otros se inquietan: “¿Cómo será como Ministro de Cultura?”.

Solo él puede responder esas preguntas.

¿Qué pasará con Malpaís?
Me gustaría mantenerme tocando, seleccionando algunos de los conciertos. No podría estar en todos.

¿Firmó un contrato de dedicación exclusiva para el Ministerio?
Sí. Es exclusivo en cuanto al salario. Es decir, puedo tocar en algunas ocasiones sin recibir pago por ello. La dedicación como Ministro de Cultura es tiempo completo, pero si toco con Malpaís, a las 10 p. m., no habría ningún impedimento.

¿Y con el sello Papaya Music qué va a pasar?
Tengo que ceder la presidencia y delegar lo administrativo.

¿Igual suerte correrá entonces su cargo como vicepresidente de la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes de Costa Rica (AIE)?
Así es. Dejaría ese cargo, pero no la lucha por los derechos de los músicos. Justo es un tema que tiene que ver el Ministro de Cultura. Voy a seguir dando la lucha en este campo, desde otra trinchera.

¡Qué giro tan interesante!
Sí. Precisamente, una de las razones por las cuales me seleccionaron en este cargo es por el conocimiento del sector artístico y de la problemática que tenemos como gremio. Dos orquestas importantes: la Papaya y Río Infinito.

¿Qué pasará con esos proyectos? Río Infinito que ya maduraba una gira.
Joselo Schuap (músico de Argentina) se encargará de la dirección y de la gestión de la Orquesta del Río Infinito. Y, en el caso de la Orquesta de la Papaya, el líder musical va a ser el acordeonista panameño Ormelis Cortés.

¿Y cuál será el futuro de proyectos como Mangoré y Simbiosis?
Hay algunos conciertos de piano solo, que voy a seguir haciendo. Tengo uno dentro de la expo de Shanghái (China) y me parece interesante mi aporte como músico dentro de esta feria. Varios artistas han asumido cargos gubernamentales: Gilberto Gil (ministro de Cultura de Brasil); Rubén Blades (ministro de Turismo de Panamá) o incluso Álvaro Aguilar, cantante de Alux Nahual, quien tomó un cargo dentro de un gobierno local.

¿Fue eso inspirador?
“Casualmente, antes de tomar la decisión, hablé con varios músicos que han estado en esa posición, entre ellos Rubén Blades, y él me recomendó tomar el cargo. Creo que podemos aportar mucho desde nuestra posición como artistas para cambiar las cosas.

¿Por qué aceptó el cargo?
Siempre he estado fuera del sistema haciendo música, investigación, librando una lucha ambiental y creo que todo eso puede ser un aporte desde otra estructura.

“Voy a tener que entrar a negociar con el sistema y entender que ahora soy parte de él. Va a ser un aprendizaje, va a ser un mundo extraño. Sinceramente, me siento como cucaracha en baile de gallinas (se ríe), pero a pesar del agobio siento una sensación muy positiva”.

¿Hay algo de caudillo en usted? Su familia tiene tradición política, de educadores e historiadores.
Más que una herencia de familia, creo que el hecho de ser artista en un país latinoamericano es algo que te hace buscar otros horizontes.

“Sí, tengo que reconocer que siento pasión por hacer cosas imposibles (se ríe). Aparte de hacer orquestas imposibles, hay cierto optimismo en mí de generar un cambio desde otros lados”.

¿Qué tanto favorece su visión como ministro el ser y seguir siendo artista independiente?
De dos elementos: de la independencia y de la libertad yo me fortalezco. Para subirse a un escenario con cuatro músicos, para hacer una Orquesta del Río Infinito y para manejar un ministerio hace falta mucho de ese espíritu. Es difícil anticipar cosas, pero creo que el camino está iluminado. Bernardo Quesada, en el concierto de cantautores en La Sabana (parte del FIA), dijo que como músico conoce la cultura desde adentro.

¿Ser artista activo le da una visión distinta para un buen ministerio?
Creo que sí. La profesión artística es una de las más marginadas del país, pero es una de las que más aporta a la identidad nacional.

“La construcción de la idea de qué somos, de qué es un país, viene de la cultura. Hay gente (del gremio artístico) que está sin seguridad social, sin protecciones de ningún tipo. Los músicos somos los que estamos mejor, así que, imagínate cómo están los demás sectores. Sé que la solución no va a ser este ministerio; es una lucha larga, pero se puede marcar el principio de la gente que no ha sabido lo que es ser lastimado.

Alguien podría creer que usted lo ha tenido fácil como artista.
Pues no. Desde que comencé a tocar todo el mundo me hacía la vida imposible. Me decían “nunca vas a poder ser músico”, “nunca vas a poder vivir de eso”, “vas a sufrir”. Uno tiene la tendencia de ir en contra y demostrar qué es posible. Es difícil ser músico como lo es ser pintor, escritor, escultor, bailarín. Las orquestas de la Papaya y de Río Infinito buscan una identidad cultural.

¿Cuál es el concepto de identidad cultural que manejará?
Es muchísimo más amplio. Esa misma unidad que demostramos que se puede dar a través de las orquestas se puede dar con otros ministros de Cultura; se puede dar alianzas entre artistas y sectores de Latinoamérica. Es poder vernos un poco más hacía adentro y descartar esa idea de que todo tiene que venirnos siempre de afuera o que todo es para exportarse. Podemos generar intercambios entre nosotros, que potencien nuestra cultura. Su apoyo a Laura Chinchilla le trajo ataques.

¿Sopesó ese antecedente cuando le ofreció el cargo de Ministro de Cultura?
Uno está muy mal acostumbrado como artista a los halagos, entonces qué pasa cuando se desata una sinceridad de ese tipo. Llegás a enfrentarte con una realidad, que hay que gente que piensa de una manera y lo piensa con sinceridad y eso hay que respetarlo,

“Para mí fue un aprendizaje. Sirvió para tener más claro que la intolerancia, eso de despreciar a alguien por su convicción, es porque hay miedo y ese miedo es el que hay que eliminar del todo”.

Y, ¿por qué asumir la molestia de la crítica cuando se pueden recibir solo halagos?
Porque creo que vale la pena. Somos una sociedad conservadora y yo represento un sector que no lo ha sido tanto, y me parece valiente la apuesta que está haciendo Laura (Chinchilla). Mis cercanos me dicen: ‘Estás loco, ¿cómo te vas a meter en esto si estás en tu mejor momento artístico, con una gran agenda de conciertos?’. Pero yo creo que es mi deber, que es lo correcto. La vida está llena de apuestas y aunque es muy pronto para hablar de cualquier cosa, creo que va a ser cualquier cosa, menos aburrido.

Tomado de http://www.nacion.com/