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9 de Febrero de 2010

Cuando el agua suena

Cuando el agua suenaUna barcaza de varias décadas de antigüedad con una veintena de músicos a bordo recorre los 900 kilómetros del río Paraná que unen Puerto Iguazú con Rosario. Así fue la última expedición de la Orquesta Río Infinito, proyecto de rescate cultural que reúne a intérpretes de siete países latinoamericanos y cuyas presentaciones alertan sobre desmanes ecológicos, promueven la protección de las cuencas hídricas y fomentan la comunicación intercultural a través del arte.

Fue el músico y compositor costarricense Manuel Obregón quien dio origen a este singular grupo, surgido del interés por investigar los orígenes étnico-musicales de Latinoamérica. «Esto confluye en el nacimiento de la Orquesta de la Papaya, reunión de intérpretes centroamericanos con los cuales recorrimos el río San Juan, unos 500 kilómetros entre Costa Rica y Nicaragua, país este último donde se nos unió el músico argentino León Gieco. La gira terminó siendo un mensaje de paz, ya que había una situación política muy conflictiva y nosotros ayudamos a visibilizar esas problemáticas, lo cual fue un paso muy importante para la resolución», narra Obregón.

Las presentaciones continuaron, incorporando más músicos e intérpretes, y finalmente se estrenó, en Asunción del Paraguay, la Orquesta del Río Infinito, en homenaje al gran compositor Agustín Barrios. «Comprendimos que este proyecto era infinito, porque nuestra búsqueda cultural lo es; y apostamos a crear este espacio para que la gente se lo apropie y pueda, a través nuestro, hacer conocer su voz», dice su fundador.

Durante la última gira, los habitantes de Puerto Iguazú, Posadas, San Ignacio, Corrientes, Chaco, Bella Vista, Reconquista, San Lorenzo y Rosario recibieron a la orquesta y sumaron sus propios músicos. En cada puerto al que arribó el grupo se leyó además la Carta de los ríos, proclama comunitaria sobre las problemáticas que afectan a las cuencas hídricas, como la deforestación, la contaminación, las pasteras, los gases de las represas y el monocultivo de soja.

Uno de los testimonios más contundentes del recorrido fue el de Brigio Ocampo, cacique guaraní de la isla de Yacyretá, «La naturaleza no perdona», sentenció al borde de una inundación inminente. También fue rotundo José López, líder de los pescadores artesanales de Reconquista, quienes levantaron un piquete para escuchar a Río Infinito: «Esta música nos hace olvidar por un momento del hambre… estamos en veda por tres meses y nadie nos viene a dar ni una papa para el puchero. A nuestros subsidios se los llevan punteros políticos».

El repertorio del grupo se inscribe en lo que globalmente se denomina world music, aunque no aceptan encasillarse en ella. Cada concierto es diferente y todo fluye en una gran jam session, tras la potencia vocal de la panameña Yomira John y los sonidos de marimbas, arpa, charangos, violoncello, armónica, y decenas de vientos y acordeones.
El gran acompañante en la gira fluvial fue Joselo Schuap, trovador misionero líder del grupo H2O, encargado de denunciar situaciones ambientales adversas. La gente del litoral lo reconoce y corea sus canciones, y él confiesa: «Somos muchos alineados a favor de la vida. El agua tiene memoria y nosotros juntamos la energía de la gente para tratar de revertir las crisis ¡Ojalá que la Tierra nos perdone!».

Informe y fotos: Bibiana Fulchieri

Tomado de: http://www.acciondigital.com.ar/01-02-10/imagenes.html